Cada persona tiene un sistema sensorial único (visual, auditivo, táctil, gusto, olfato, propioceptivo, vestibular, interoceptivo). Los niños no son la excepción y pueden tener sistemas sensoriales hipo-sensibles (pobremente estimulado) o hiper-sensibles (sobre- estimulado).
Cuando el sistema sensorial capta y/o procesa la información de manera inadecuada o diferente, de acuerdo al contexto o la situación puede ser un desafío, especialmente en el momento de comer. Estos niños pueden etiquetarse como malcriados, que no ponen de su parte, consentidos, manipuladores, entre otros.
¿Cuáles niños presentan con más frecuencia un sistema sensorial hipo/hiper sensible?
– Niños con malnutricion (desnutrición o sobrepeso /obesidad) que presenten deficiencias de micronutrientes especialmente hierro, zinc, vitamina D; parálisis cerebral, retardo madurativo, maltrato infantil, sindrome de Down, autismo, síndrome alcohólico fetal, discapacidad visual y/o auditiva, enfermedades agudas recurrentes o condiciones crónicas en general, ciertos medicamentos retraso del crecimiento al nacer (RCIU), exposición a drogas durante el embarazo, entre otras.
Problemas alimentarios más frecuentes:
– Hipo- sensibles (umbral neurológico alto: requieren un estímulo intenso):
Se cansan rápidamente y dejan de comer en corto tiempo, por lo tanto, consumen menos volumen y calorías.
– Menos sensibles a las señales sensoriales del gusto, olor, tacto, sonido o apariencia de las comidas. Por lo tanto, tienen preferencias por los alimentos con sabores fuertes como los ultraprocesados con alto contenido de azúcar, jarabe de maíz, grasas trans y glutamato monosódico que potencian el sabor.
– Desorden (se ensucian mucho) en el momento de las comidas debido al derrame de líquidos o alimentos por la boca.
– Salivación (babeo) excesivo y boca abierta
– Escupen los alimentos o los almacenan (rumiación) en su boca
– Comedores selectivos con dietas monótonas en variedad y texturas de alimentos Hiper- sensibles (umbral neurológico bajo: responden exageradamnete a los estímulos):
– Evitan ciertos sabores, texturas (consistencias), temperaturas, olores, colores, posturas, etc.
– Prefieren comidas suaves e insípidas
– Nauseas y vómitos frecuentes
– Reflejo de moder frecuente
– Le disgusta o tiene poco interés por tocar los alimentos, auto- alimentarse, les molesta ensuciarse.
– Muy sensible a las señales sensoriales del gusto, olor, tacto, sonido o apariencia de las comidas.
– Escupen la comida y los líquidos
– Dificultad para mantener una posición estable y fija durante las comidas
– Dificultad para succionar, tragar (se acompañan de tos o arcadas)
– Dificultad para la transición a sólidos y /o manejar texturas combinadas o complejas
– Ambas pueden presentar dificultades en la percepción del apetito y saciedad (señales interoceptivas).
Muchas veces la enfermedad, situación o condición es causa y/o consecuencia de la alteración o del procesamiento sensorial diferente. Puede ser transitoria, pero mal manejada puede prolongarse con consecuencias negativas para la salud física, mental y emocional del niño .
Fuente: Dra. Dalmacia Noguera.
La doctora Dalmacia es pediatra y nutrólogo, especialista en crecimiento, desarrollo infantil y juvenil. Información sobre consulta online y presencial en Buenos Aires (Argentina), puede escribirle al correo: dalmacianoguera1@gmail.com
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