Cuando somos adultos a veces nos cuesta recordar cuando eramos Chiquiticos… qué sentíamos, cómo veíamos el mundo, qué significado le dábamos a las cosas, simplemente cómo eramos de niños…

Y realmente la etapa de la infancia está llena de emoción, curiosidad, sueños… un sin fin de sentimientos genuinos e inocentes que están acompañados de risas y mucho alboroto, porque así son los niños.

A medida que vamos creciendo, queremos separarnos de esa realidad mágica en la que vivimos, para estar más en contacto con la parte seria, monótona y formal que acompaña al adulto.

Cuando somos niños queremos jugar, hacer amigos, comer helados, pasear, disfrutar y así pasan los días, entre cuentos, canciones, saltos, carreras, juguetes y tareas de colegio… Es una etapa donde no nos estamos preguntando cómo hacen los grandes para obtener las cosas, pero sí queremos que ellos nos presten atención, necesitamos de nuestros mayores, fundamentalmente de nuestros padres para que nos guíen y acompañen en cada etapa de nuestro desarrollo.

Cuando crecemos y nos hacemos padres la historia cambia, porque además de empezar a reconectarnos con nuestra infancia, deseamos con todas nuestras fuerzas que nuestros hijos tengan la mejor infancia posible, que tengan las oportunidades que muy posiblemente nosotros no tuvimos, que hagan las actividades y tengan las cosas que incluso soñamos y no pudimos obtener…

Y así, al aprender a ser padres cuidando a nuestros hijos, nos encontramos de nuevo con el niño que tenemos adentro, ese que se fue apagando… y revivirlo nos ayuda maravillosamente a entenderles y a acompañarles respetuosamente en su camino hacia el crecimiento, a veces hay etapas en las que queremos que crezcan porque queremos que tengan cierta independencia pero en otras la ternura que emanan nos embarga y soñamos que no suceda, que el tiempo se congele y los deje así: Chiquiticos, preciosos, nobles, cariñosos, simpáticos, risueños, pícaros… que sean siempre nuestros niños…

Muchos Chiquiticos tienen una niñez muy agradable y otros lamentablemente no pueden disfrutar de esa época de sus vidas, allí nos damos cuenta que es imperativo para nosotros los adultos hacer lo imposible para que todos puedan tener la infancia que se merecen y desde 1954 la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció el «Día Universal del Niño» y a su vez UNICEF lo conmemora anualmente para promover todo lo relacionado con los derechos de la infancia a nivel mundial. En Venezuela lo celebramos el tercer domingo de Julio.

Todos sabemos que cada niño es un esperanza, una alegría, un anhelo… tenga o no condiciones especiales de salud cada Chiquitico es una bendición y lo más importante es la semilla de nuestro futuro, la posibilidad que se alcance un nuevo logro social, tecnológico, médico, educativo, científico, artístico… si tenemos claro todo lo anterior, es muy fácil luchar por sus derechos, respetar sus espacios, promover un ambiente de paz y fraternidad sin cabida a la violencia de ningún tipo, donde la familia ocupe un papel preponderante para la formación de cada uno de nuestros pequeños, sin olvidar que la salud física y psicológica además de la educación de calidad siguen siendo los pilares fundamentales para resguardar su proceso de evolución y maduración como personas y ciudadanos.

Generalmente las fechas importantes las celebramos de una forma comercial, comprando regalos, haciendo fiestas y en algunas ocasiones podemos desvincular el sentido de esas conmemoraciones, por lo que sería muy útil que el Día del Niño en cada país sirva para apoyar las causas que llevan muchas instituciones que se encargan de ofrecer bienestar a muchos Chiquiticos y que velan por la defensa de sus derechos y los de la familia.

Los docentes o las personas que trabajan y estamos cerca de los niños normalmente tenemos un espíritu joven, porque nos proyectan energía, alegría y cariño. Si pudiésemos frecuentemente estar en contacto con ese mundo de Chiquiticos, analizar qué es para ellos y cómo llevan la amistad, la igualdad, la justicia… creo llevaríamos una mejor vida como adultos, no perderíamos el tiempo en tantos conflictos, le daríamos la importancia que se merecen los problemas y sonreiríamos mucho más, seríamos más felices…

Espero que este día todos los niños puedan disfrutar en familia y con sus seres queridos de un ambiente de armonía, entusiasmo y mucho amor!

Feliz Día del Niño mis Chiquiticos!

L. de Ponte

Caracas. Venezuela

ldeponte@mischiquiticos.com