Todo el mundo habla de dinero y compras en estos días. La cuenta del supermercado está subiendo, no conseguimos todo lo que necesitamos y puede que la incertidumbre acerca de cuándo mejorarán las cosas impacte el funcionamiento cotidiano en casa. Llegamos contrariados, tensos, sin aquellos productos a los que estamos acostumbrados, con gastos adicionales, tomamos decisiones de reducir presupuestos para lo que no es indispensable…
¿Siendo padres, qué hacer?
- En primer lugar, aseguren a sus hijos un ambiente sereno en casa. Puede que sientan preocupación o impotencia, pero recuerden que ellos no son responsables de las razones que les generan esos sentimientos
- Si llegan cansados, procúrense un rato de calma antes de conversar con sus hijos. Bajen “el ritmo”. Consulten por sus actividades, logros o problemas del día. No le resten importancia a sus asuntos. Sean equilibrados. La vida de los más pequeños sigue… Ellos enfrentan los mismos retos de siempre y necesitan su compañía
- Si los adultos conversan acerca del tema relacionado con lo económico procuren dialogar, sin discusiones ni confrontaciones frente a los pequeños. Exprésense sin agresión, violencia o groserías
- Eviten involucrar a sus hijos en compras nerviosas. Eviten exponer a los niños a manifestaciones de malestar, desacuerdo en los lugares donde se realizan las compras. Si es posible, pídanle a algún amigo o familiar que se quede con ellos mientras ustedes se encargan.
- Mantengan las reglas y las rutinas en casa, todo cuanto sea posible. Traten de sostener el horario de escuela, comidas, tareas y de acostarse a dormir. La estructura les da seguridad a los pequeños y les hace bien
- Sean honestos con sus hijos, breves y directos. Eviten decir más de lo que necesitan saber y cargarlos con detalles o preocupaciones que podrían asustarlos. No dramaticen, pero tampoco actúen como si no pasara nada. Según cada edad, explíquenles que se viven tiempos de inflación y problemas para conseguir algunos productos de manera simple, para que puedan entender lo que sucede en su entorno e interpretar cada cambio en sus vidas
- Háblenles del alza de los precios y la necesidad de dedicar algún tiempo a buscar otras opciones y productos menos costosos
- Explíquenles sobre todo, cómo ha cambiado el presupuesto familiar y pídanles comprensión. Tal vez tengan que modificar su esquema de actividades o sus costumbres, incluyendo las del fin de semana
- Sean empáticos. Cuando hablen con sus hijos, háganles saber que no sólo ellos van a tener restricciones. Díganles cómo se sienten cuando ustedes mismos ven algo que desean, pero que no pueden comprar por el momento. Presenten la reducción de gastos como un asunto de familia, donde todos se pueden involucrar
- Piensen juntos en alternativas y soluciones. Propóngales tomar decisiones entre todos. Busquen su apoyo: los más pequeños suelen tener buenas ideas
- Comuniquen también de la poca disponibilidad de productos. Cuéntenles que es difícil conseguir tal o cual marca aunque a ellos les guste. No esperen que comprendan los cambios rápidamente, sin resistirse. Como a nosotros, esto puede producirles malestar, recuérdenles que toda crisis puede resolverse, siempre. Explíquenles que la apuesta familiar es que cada día podamos lograr soluciones
- Traten que los niños vean o escuchen sus programas de televisión o radio preferidos. No se los cambien por noticieros o programas de contenido para adultos. Procúrense ustedes sus propios momentos y espacios para hacerlo
- Como siempre recomendamos, intenten mantener el humor –constructivamente– y la tranquilidad. Denle importancia a buscar tiempo para la recreación y el entretenimiento (hay diversas opciones y que no involucran grandes gastos). Permítanles a los niños expresarse creativamente: que dibujen, hagan manualidades, jueguen, pasen ratos con sus amigos y que lo hagan en paz. Hay muchos centros culturales y organizaciones que ofrecen actividades gratuitas para pequeños de diferentes edades. Investiguen, háganse “una agenda de ratos de bienestar” con la misma dedicación con la que preparan la lista para la próxima visita al mercado. No permitan que la crisis afecte el buen ambiente familiar
- No proponemos poner a los niños dentro una burbuja, pero tampoco vincularlos con lo más difícil de las circunstancias que se pueden afrontar cuando existen problemas económicos. Ser realista no es lo mismo que ser pesimista. La tristeza o la falta de motivación es mucho peor que la falta de dinero
- Ocúpense de enseñarles a respetar al «otro» diariamente. Todos tenemos necesidades. Todos merecemos respeto. Piensen que las crisis pueden ser buenas ocasiones para inculcar en sus hijos valores como la solidaridad y la ayuda a personas que son menos afortunadas. Enséñenles a compartir
- Busquen apoyo si comienzan a sentir los efectos negativos del estrés o la ansiedad. Si ustedes están bien, ellos podrán estarlo. Cuídense
- Ser padres es una tarea demandante, aún en buenas circunstancias. Dispongan tiempo también para ustedes, para hacer ejercicio, leer una revista o compartir un café con amigos
- Estén atentos a las reacciones emotivas de sus hijos y atiéndanlos, no las pasen por alto, son sentimientos auténticos e importantes para ellos: escúchenlos y traten de analizar lo que les preocupa. Procuren ofrecerles seguridad afectiva y si creen que ésto se les va de las manos y necesitan ayuda, búsquenla
Fuente: Irene Ladrón de Guevara y Ana L. Rangel. Artículo elaborado el 05 de Enero de 2015 para la Red de Apoyo Psicológico-UCV, si quiere leerlo de forma completa, puede ingresar a: www.ucv.ve/RAP. Información revisada por Mischiquiticos.com el 13 de Enero de 2015.
Irene Ladrón de Guevara es mamá de dos, Licenciada en Psicología Escolar por la Universidad Central de Venezuela y Magister Scientiarum en Psicología del Desarrollo Humano, por la misma universidad. Tiene más de 20 años de experiencia en diseño y ejecución de recursos y programas para el mejoramiento de la enseñanza, atención a familias y servicios de salud integral en organizaciones sin fines de lucro, y un título de Experto Universitario en Responsabilidad Social en la UNED (España).
Ana Lisett Rangel es Psicóloga Escolar y Magister Scientiarum en Psicología, con mención Análisis Experimental de la Conducta, por la Universidad Central de Venezuela. Es investigadora y docente del Instituto de Psicología de esta misma universidad desde hace 30 años. Su trayectoria ha contemplado el trabajo en diferentes áreas del desarrollo infantil, educación temprana y educación básica. Tiene varias publicaciones en el área y una hija que ya va a la universidad.
Los datos de éstas dos especialistas pueden conseguirlos en nuestro Directorio
Excelente artículo, que nos viene como anillo al dedo para entender y aprender cómo afrontar la situación de la escasez y la inflación con nuestros niños. Aunque reconozco que hay días que es difícil mantener la calma y el optimismo, sobr todo cuando no se consiguen las cosas para ellos. Los adultos podemos comer cualquier cosa o bandearnos con lo que tengamos, pero los niños,,,es difícil cuando no consigues ni la leche ni los pañales.
Excelente. Me encantó este post. Voy a contactar a Irene para una entrevista radial.