El crecimiento de nuestros niños implica una serie de cambios importantes que irán determinando su personalidad y la manera en la que se enfrentarán al mundo que los rodea. Lo más común es que no entendamos lo que pasa dentro de sus cabezas, en parte porque ni ellos mismos lo entienden; por eso debemos procurar ofrecerles durante su crecimiento la posibilidad de desarrollar sus habilidades expresivas y reflexivas para que construyan ellos mismos el sentido de quiénes son y cuál es su lugar en el mundo.
La lectura en familia de textos infantiles es una excelente herramienta que les permitirá tomar consciencia sobre sus propias emociones y de la cual, además, tomarán prestadas las palabras e incluso las ejemplificaciones para narrar lo que piensan, sueñan, sienten; teniendo la posibilidad de darle orden a su mundo interior para poder exteriorizarlo y compartirlo con las experiencias de quienes los rodean. Personajes fantásticos están a la orden del día para servir de referencia sobre aquellos temas que a veces los padres no encuentran cómo traer a la conversación. Podemos encontrar libros sobre temáticas muy específicas como las rabietas, los miedos, las tristezas e incluso temas más delicados aún como la muerte; estos libros son sin duda una buena manera de iniciar un diálogo que nos permitirá comprender cómo se sienten ellos al respecto.
Luego de la lectura, podemos iniciar una conversación con preguntas simples para conocer qué piensan ellos sobre lo que ocurre en estas historias y sobre los personajes: ¿Cuáles prefieren?, ¿por qué?, ¿cuál no les agrada?, ¿qué le cambiarían? Y de esa manera tendremos nosotros una puerta abierta hacia su mundo interior y un momento perfecto para acercarnos más y hacerlos sentir comprendidos.
La literatura infantil permite a los padres conectar con sus hijos, ayudarlos a conseguir nuevas formas de expresión; incluso, si los animamos a escribir historias funcionará de igual manera. El niño ejercitará su imaginación para conseguir soluciones a los obstáculos que se puedan presentar en su vida, mediante la redacción de sus propios cuentos, proyectándose como personaje principal de la historia que está escribiendo y a la que pueden aportarle un final interesante.
Durante el crecimiento es fundamental el autoconocimiento, comprender los límites de nuestro pensamiento y descubrir que incluso desde pequeños podemos tomar decisiones y aprender a ser conscientes de cómo nos dejamos afectar por lo que ocurre en el exterior. Qué mejor herramienta que la comunicación, qué mejor manera de desarrollarlo que fomentando un círculo de confianza familiar mediante el diálogo entre padres e hijos. Luego, en un futuro, veremos los frutos de este ejercicio cuando los niños sientan la comodidad de poder expresarse en casa sobre lo que les pasa, lo que les aflige, les emociona…
Desarrollemos juntos el interés por la lectura, por el diálogo, por la reflexión. Será mediante estas herramientas que lograremos formar a los más pequeños como seres autónomos, independientes, incluso nos ayudará a nosotros como padres. Siempre debemos estar abiertos a escucharlos y aprender de ellos. No se trata de quién tiene la razón, sino de comprender lo que siente y piensa el otro para no negar su diferencia con nuestra propia imposición.
¡Hoy es un buen día para iniciar la práctica de la comunicación en familia! ¿Te atreves?
Fuente: Mag. Susanna Bozzetto / Sombrero de Letras
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