Las enfermedades y los accidentes son contingencias inherentes a los seres humanos vivientes. Es de suponer, que el crecimiento y la maduración del cerebro del Homo sapiens condujeran a la búsqueda de soluciones para el control de aquellos “demonios” que los diezmaban, porque era una cuestión de supervivencia. Por lo tanto, podemos dar por sentado que la prevención de enfermedades y de accidentes es tan antigua como el hombre mismo y que los recursos empleados – inexorablemente – pertenecían al campo del pensamiento mágico

Teoría de la Causalidad de los Accidentes

Gracias a la genialidad de William Haddon, Jr., MD (1926-1985) y al extraordinario legado de su Teoría de la Causalidad de los Accidentes podemos imaginar al hombre primitivo como Huésped expuesto a todas las formas de la energía, que correspondían al Agente en medio de unas circunstancias ambientales y sociales – en el más amplio sentido del término – que constituían el Ambiente. Ese hombre prehistórico, casi desnudo de información y de recursos aislantes, enfrentó en absoluta indefensión a sus agentes y a sus ambientes.

Estos comentarios iniciales, complementados con los esquemas anexos, del autor explican con extrema simplicidad que cuando un ser humano, Huésped, entra en contacto con el Agente en las diferentes formas de la energía térmica, química, mecánica, eléctrica, biológica, eólica o radiante en un Ambiente dado (hogar, escuela, calle, campos o carreteras etc:) vivirá la terrible experiencia de sufrir un accidente..

Imagen Prevención Accidentes Dr. Luis Ceballo

Estrategias de protección de accidentes y de lesiones

El hombre moderno – cultor del pensamiento racional preponderante – sigue siendo Huésped, expuesto a las mismas formas de la energía – Agente – pero en un Ambiente completamente distinto, atiborrado de factores de riesgo cotidianos derivados de la masiva motorización del traslado de las personas, del incremento de la electrificación, del hacinamiento citadino, del acceso fácil a combustibles y detonantes y a las formas extremas de recreación. Frente a ese ambiente hostil existen cuatro tipos de estrategias de protección:, todas orientadas a no crear el riesgo o a minimizarlo:

  1. Estrategias científicas y tecnológicas: Afortunadamente y otra vez como resultado de la acción de los científicos y tecnólogos, el Huésped dispone de infinitos artefactos y dispositivos para lograr el máximo de protección mediante la separación física entre los tres elementos de la Tríada Epidemiológica de Haddon. Todos estos recursos pertenecen a las Estrategias Científicas y Tecnológicas
  2. Estrategias de legislación y reglamentación: Como complemento de la seguridad del aislamiento material del Huésped, existen las Estrategias de Legislación y Reglamentación del uso de ambientes, productos, bienes y servicios para limitar – por acción de la ley – la creación del riesgo o la minimización de éste
  3. Estrategias educacionales, de adiestramiento y motivación: Pero hay algo de mayor trascendencia aún y son las estrategias que apelan a la racionalidad del hombre mediante la educación, el adiestramiento y la motivación para evitar la creación del riesgo
  4. Estrategias de atención médica prehospitalaria y de traslado de lesionados: Estas estrategias adquieren la mayor relevancia en la conservación de la vida, cuando hayan fallado los tres tipos anteriores de estrategias anteriores y el accidente y sus consecuencias se hagan presentes

Justificación del título de este artículo

Las consecuencias más dramáticas de los accidentes son las defunciones, inmediatas o tardías, las lesiones eventualmente con secuelas permanentes, minusvalidantes y deformantes. Dos circunstancias más agravan estos problemas: el sufrimiento de los allegados y también el de los causantes de los accidentes y los elevados costos de la atención médica, habitualmente de extrema complejidad y también de los problemas legales, en algunos casos.

El problema de los fuegos artificiales en los niños está en la localización habitual de las lesiones – resultantes de la explosión de aquéllos – en las manos, en la cara y en los genitales del varón, cuando se guardan los tumbarranchos en los bolsillos del jean y por el roce continuado y ocurre la explosión.

La vida de relación de todos los seres humanos se afianza en la integridad de los órganos de los sentidos (especialmente visión y audición), de la palabra y de las manos, y la sexualidad del varón, en la integridad de sus órganos genitales.

Logo Hospital JM de Los RíosA todos aquellos que tienen hijos, niños o adolescentes, deseo trasmitirles – a modo de testimonio – mis vivencias en el Hospital de Niños J. M. de Los Ríos de Caracas. Ingresé a esa institución en 1969 como cirujano plástico pediatra y durante los primeros 25 años ejercí esta forma tan especial de hacer la cirugía en niños y adolescentes, con graves distorsiones de la imagen corporal a causa de traumatismos en general, de quemaduras, de tumores o de malformaciones congénitas.

Los fuegos artificiales se sujetan naturalmente con las manos y se colocan a la altura de la cara. La explosión prematura de estos artefactos provocará graves lesiones – por la detonación y por el fuego – en las manos y en la cara. Fui, dolorosamente, testigo de primer orden, porque el destino me colocó como cirujano en muchos niños a quienes realicé amputaciones de manos, exéresis de párpados, de labios y de orejas gravemente quemados y reconstrucción de penes y testículos vulnerados por la explosión.

Logo Program Aulas de Sueños de AsocirplaComo aval adicional a mi exhortación a los padres de familia para impedir la manipulación de fuegos artificiales por niños, está la circunstancia que después de ejercer durante 25 años la medicina curativa, sigo en mi Hospital de Niños, pero ahora dedicado de lleno a la medicina preventiva con el Programa Aulas de Vida, porque creo firmemente que “A más prevenir, más y mejor vivir”.

A modo de conclusión sintetizada, para la prevención de lesiones por fuegos artificiales la única conducta racional es la NO CREACIÓN DEL RIESGO.

 Autor: Dr. Luis Ceballos García (luisceballosg@gmail.com)

Imagen: Dreamstime.com

Es imposible resumir en unas cortar líneas la impresionante trayectoria académica y profesional del estimado Dr. Luis Ceballos García, de igual forma pueden destacar: Médico Cirujano Universidad (Central de Venezuela – 1958), Doctor en Ciencias Médicas con Premio Especial por Tesis (Universidad Central de Venezuela – 1967) Postgrado en Cirugía Infantil (Hospital de Niños Jorge Lizarraga de Valencia – 1962), Cirugía Plástica Reconstructiva (Hospital Vargas de Caracas – 1968) Quemaduras (Shriners Burns Institute en Galveston Texas USA – 1971), Curso de Administración de programas de prevención de accidentes Emory School of Public Health de Atlanta en Georgia USA – 1993) y demás cursos y actualizaciones en su especialidad.

Dentro de su carrera profesional ha sido: Presidente de la Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica, Jefe Honorario del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital de Niños JM. de Los Ríos (1992), Miembro Honorario de la Sociedad Venezolana de Psicología de la Salud (1992), Presidente Honorario de la Asociación Venezolana de Quemaduras (1999), Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina Sillón XXVIII (2005), Miembro Honorario del Instituto de Estudios Médicos del Estado Zulia (2005), Miembro Honorario de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (2011), además de recibir infinidad de premios a su gran labor y contribución para el desarrollo de la medicina en nuestro país. Actualmente lidera el Programa Aulas de Vida en el Hospital de Niños JM de Ríos en Caracas (Venezuela).