En el Trastorno del Espectro del Autismo suelen evidenciarse una amplia gama de manifestaciones clínicas, algunas de ellas ampliamente vinculadas al proceso de Lenguaje y Comunicación; generalmente dichas alteraciones están condicionadas a cambios en la adecuada conexión de las redes neuronales., no respetar turnos en la conversación, trastorno del sueño, alteraciones sensoriales, fallas en la interacción social, etc.
Si bien nuestro cerebro tiene un rol súper importante para ejercer estas acciones, el mismo está conectado a otros sistemas del cuerpo (de forma macro y microscópica) para su adecuado funcionamiento, entre ellos se encuentra: el sistema gastrointestinal, inmunológico, metabólico y los aspectos epigenéticos (influencia del ambiente en el componente genético); por lo que un desbalance en alguno de ellos, va a repercutir negativamente en dichas funciones.
El Lenguaje es una función mental superior altamente especializada, que usa millares de redes neuronales, desde sus estructuras más primitivas hasta aquellas corticales ultra complejas, para llevarlo a cabo, es por eso que se debe indagar más allá de solo los órganos fono articulatorios que se usan para ejecutarlo (boca, lengua, labios, laringe, etc.), porque generalmente el problema real se origina fuera de ellos. No porque casi todos hablemos y creamos que es algo «fácil de ejecutar», esto sea algo sencillo para nuestro cerebro,
Para que todos los sistemas funcionen adecuadamente, debemos darle a cada uno de sus componentes, los nutrientes que necesita y eliminar las toxinas que los perjudica para lograr un balance, ya que todo lo que comemos tiene su parte buena y su parte mala. El principal Sistema responsable de que esta tarea se desempeñe con éxito, es el Gastrointestinal (quien tiene un estrecho vínculo con el sistema inmunológico), por lo tanto, si no está regulado y equilibrado, se nos dificulta la entrada de nutrientes a nuestro cerebro alterando sus funciones. Si a esto sumamos que tampoco se da la adecuada eliminación de toxinas, el caos se incrementa originando desbalances en los procesos del Sistema Nervioso como los descritos anteriormente.
Dependiendo de la susceptibilidad de la persona, existen alimentos que pueden desencadenar procesos inflamatorios ya sea porque es intolerante, sensible o alérgico. Este proceso inflamatorio en mayor o menor proporción, es lo que comienza a perjudicar los procesos enzimáticos (responsables de digerir, dígase, picar en pedacitos pequeños lo que ingerimos) y si los alimentos no se disgregan adecuadamente, quedando nutrientes y toxinas juntas se da el proceso de malabsorción.
Aunado a eso, cuando el intestino se inflama, las células que lo conforman comienzan a romperse creando una separación provocando que este se haga Permeable y es lo que se conoce entonces como Intestino Permeable. La desventaja de esta permeabilización es que se filtran al componente sanguíneo esas toxinas (solas o acompañadas de nutrientes) siendo entonces capaces de viajar por todo nuestro cuerpo y dañar muchas cosas, entre ellas, las redes neuronales. Esto como generalmente se da a nivel microscópico en el cerebro, no hay un estudio específico hasta ahora que lo mida, solo observamos estos daños en: las conductas, lenguaje- comunicación, déficit atencional, interacción social y/o alteraciones sensoriales, entre otros.
Además del riesgo a que se filtren toxinas al cerebro y las mismas no se eliminen eficazmente, existe la posibilidad de que este proceso inflamatorio conlleve a una modificación en la flora intestinal normal, conocida actualmente como microbiota.
Todos tenemos una flora intestinal conformada por bacterias, parásitos y hongos que aunque no lo crean, nos benefician siempre y cuando se mantengan en sus respectivos límites. Cuando el intestino se inflama esta microbiota, suele desequilibrarse, originando el sobre crecimiento de algunos de sus componentes. Generalmente cuando crecen los parásitos y las bacterias vemos manifestaciones como la diarrea, dolor y distensión abdominal, etc., pero cuando crece el hongo, esto puede o no dar síntomas clínicos, a veces solo produce estreñimiento.
El hongo más conocido es la Cándida (existen otros más), que también está presente en otras partes de nuestro cuerpo, el problema de la Candidiasis Intestinal es que además de ser mayoritariamente »silenciosa», es que es capaz de generar su propio alimento para reproducirse y este «alimento» es altamente tóxico para nosotros. No «contenta» con ello, la Cándida promueve la inflamación y la permeabilización del intestino, desencadenado lo ya descrito.
Esto demuestra la importancia de estudiar el Intestino en todas las personas con problemas de Lenguaje – Comunicación, considerando condiciones como el Autismo donde esto puede estar presente, independientemente del nivel de funcionamiento, ya que desde los signos más sutiles como los más complejos pueden ser aminorados o incluso desaparecidos si corregimos este daño.
También se debe estudiar el sistema inmunológico, metabólico y los aspectos epigenéticos, porque su desequilibrio tiene repercusiones notables en el desarrollo del Lenguaje y la Comunicación. Es por esto, que debemos dejar de ver sólo los aspectos terapéuticos en torno a esta función mental superior, que si bien son muy importantes, deben compaginarse con una valoración médica integrativa que lo correlacione y direccione a un plan de acción más efectivo y perdurable.
Fuente: Dra. Yesenia Serrano Lorenzo
Dra. Yesenia es egresada de la Universidad Central de Venezuela, médico foniatra, lenguaje para Niños, jóvenes y adultos., especialista en Medicina Ortomolecular e Integrativa. Especialista en Autismo: Atención, conducta, memoria. Directora médica de Sovenia
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