Llevaba días con una sensación extraña en el estómago, ni siquiera imaginaba la posibilidad de que una vida creciera en mi vientre. Un examen de sangre certificó el hecho: ¡Voy a Ser Mamá!, así comenzó, hace más de seis años, la historia de esta nueva etapa de mi vida, es decir LA MATERNIDAD.
Todavía hoy recuerdo las emociones y dudas que sentí con cada una de mis barrigas, y la sonrisa viene inmediatamente a mi rostro, porque el embarazo es, en mi opinión, el estado más sublime de una mujer, es un momento milagroso, que conjuga el amor, la perfección y lo increíble del ser humano. Dudas, si hay miles y no podemos escapar a ellas, pero también hay un empoderamiento que llega como una ola.
Ver a una chica embarazada me hace revivir todas las emociones que conllevan el acto maternal. Seguramente si estás esperando un bebé, te preguntas si podrás hacerlo bien, si serás una buena madre, cómo reaccionarás ante su llanto, su risa, sus rabietas y sólo puedo decirte que por más que lo planees te derretirás ante cada sonrisa, llorarás con tu hijo y entrarás en conflicto cuando haga una pataleta, pero esto sólo lo podrás vivir a medida que tu hijo crece.
En sólo cuarenta semanas cambia nuestra vida para siempre, externa e internamente, la rutina se voltea y debemos acostumbrarnos a un estilo de vida diferente – pero de esto hablaremos en otra oportunidad-. A medida que nuestra barriga crece aumentan nuestras responsabilidades y retos, en poco tiempo seremos arquitectos que tienen que edificar lo más bello, un ser humano, un ciudadano, una persona que aunque nazca de nosotros, no nos pertenece y que sólo contará con las semillas de amor que sembremos en su corazón.
Ser madre es un rol vital para el mundo, somos nosotras por excelencia fuente de amor, de apoyo, de cariño, de abrazos. Somos nosotras las que entendemos el lenguaje y las necesidades de ese ser, somos nosotras capaces de escuchar y actuar con el corazón, aunque a veces la razón o la sociedad nos critiquen.
Ser madre es un rol de una aventura y reto diario, es un crecimiento y compartir permanente y que cambia de una a otra y de un hijo a otro, así provengan del mismo útero.
¿Se puede enseñar a ser madre? Le preguntan a Laura Gutman, terapeuta familiar, en una entrevista y por supuesto responde: ”No, se puede acompañar” y es así, este camino va un paso a la vez, con sorpresas, con altibajos, llantos, risas, gratificaciones inimaginables, pero, no importa todos los consejos que recibas, todas la experiencias que hayas visto, todo los libros sobre el tema que hayas leído, la maternidad se aprende día a día con tu propio hijo, el amor de mamá nace de golpe, pero se construye poco a poco.
Vas a ser mamá, y desde el embarazo, debemos escuchar nuestro corazón, y confiar en ese instinto maternal que inunda nuestro vientre, y que nos permitirá florecer para ser, sin necesidad de dudar, comparar o preguntar, la mejor madre para nuestros hijos.
Fuente: Lic. Andrea M. Pacheco
Andrea M. Pacheco es una mamá bloguera muy especial, es Comunicadora Social, colaboradora de la página http://www.inspirulina.com/ y te invito a visitar su página web http://ahorayasoymama.blogspot.com/ a seguirla por https://www.facebook.com/voyasermama y por su cuenta de Twitter @voyasermama
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