«No es difícil constatar cómo, tras un día agitado en el que se han realizado muchas cosas, los niños manifiestan más energía y ánimo que al inicio. El regreso de una piñata o de una jornada deportiva o familiar puede significar varias horas más trajinando en casa. Frecuentemente se debe desechar la esperanzan de que los hijos caigan rendidos de sueño en el carro o al llegar. ¡Quienes se rinden ante tal despliegue inexplicable son los adultos!
Aunque existen los que piensan que los niños no se tensan o angustian nunca, el incremento de estímulos y de tareas surte en ellos un efecto parecido al estrés de los adultos. Es posible que un pequeñín de tres años no padezca contracturas a nivel del cuello y hombros, pero las quejas de hiperactividad o agresividad que se escuchan en boca de los padres son indicativas de un exceso de tensión. Un niño sobrecargado se muestra en situación de alerta permanente, puede estar irritable, intranquilo e insomne. En oportunidades, los padres son encuentran explicación o se la atribuyen a la comida o alguna bebida. Incluso los bebés pueden presentar cuadros de tensión física y emocional…
Todos los hijos estresados, pequeños o grandes, niños o niñas, pueden recurrir a las técnicas de relajación…
En principio, los padres deben servir de guías y para ello, tienen que conocer la técnica. El ambiente donde se decida llevar a cabo la relajación son dos de los aspectos clave para lograr el efecto deseado. El procedimiento no dura más de treinta minutos y puede realizarse en la propia habitación de los niños. Se recomienda un ambiente con tempetura agradable, sin luz directa y donde los participantes se encuentren cómodamente acostados en sus camas, en el piso o sobre una colchoneta o edredón. El objetivo de la relajación no es dormir a los pequeños, por ello se debe practicar a diferentes horas del día u lograr que lleguen despiertos al final del procedimiento.
Para lograr una relajación efectiva, la respiración debe ser lenta y profunda. El objetivo es lograr un estado de tranquilidad. Después de realizar tres o cuatro respiraciones, se debe lograr el máximo de concentración sobre la parte del cuerpo que se va a relajar. Se comienza por los pies y se va ascendiendo progresivamente hasta llegar a la cabeza. Si los padres fungen de entrenadores, indicarán en voz alta y suave el ritmo de la respiración y la parte del cuerpo que se va a relajar… En ocasiones, una música muy suave de fondo y la consigna de imaginar un lugar agradable contribuyen a disminuir el tono muscular y emocional.
Con seguridad, para un niño la relajación resultará un experiencia divertida y novedosa que, además, se puede realizar en familia…»
Estractos del libro: Aprender a ser padres. Sección: Técnicas de relajación para niños. Autora: María del Carmen Míguez.
María del Carmen Míguez es venezolana, psicoanalista formada por la Sociedad Psicoanalítica de Caracas y psicóloga clínica de la UCV, especialista en niños y adolescentes. Tiene un postgrado en psicología. Es además, una reconocida escritora y columnista, inclusive por organizaciones como CECODAP.
Prácticas de relajación en familia son ampliamente beneficiosas tanto para los niños como para los adultos, además de propiciar un espacio para compartir, permite estrechar los lazos afectivos y las relaciones de apego positivo fortaleciendo la seguridad y empatía. En mi caso suele ser un momento divertido entre mis hijos menores y los nietos que son pares.