En vacaciones el colegio finaliza y los padres se angustian porque no saben qué hacer con sus hijos durante este tiempo. Es una pregunta que retumba… ¿Qué hacer?. Este cuestionamiento se agudiza cuando los hijos presentan algún Trastorno del Desarrollo, donde los espacios muchas veces no están adaptados a las necesidades de ellos.

Cuando se planifican las vacaciones, es el momento donde la creatividad del representante o cuidador se destacan, para poder ocupar al niño cada día en distintas alternativas para mantenerlo activo.

Ante tal reto que afrontan los padres durante las vacaciones, se recomenda lo siguiente:

1.    De acuerdo a  la estructura de personalidad y comportamiento el niño, así como dejando en evidencia la edad evolutiva o el trastorno que presenta, es importante decidir los espacios dónde llevarlo, como el tiempo que permanecerá allí.
2.    Llevar algunos juguetes en un bolso, que el niño escogerá y llevará para generar responsabilidad e independencia. (si su dificultad se lo permite)
3.    Observar al niño si presenta alguna necesidad, que por diversas razones no puede verbalizar (por ejemplo: sueño, hambre o cansancio)

Luego de tomar en cuenta lo antes mencionado, es beneficioso continuar dándole al niño un tiempo estructurado en cuanto a necesidades básicas como: comer, bañarse y las horas de sueño, aunque no sea en un horario estricto. Esto favorecerá el reconocimiento de sus necesidades y no perderá su estructura, que en ocasiones puede generar conductas inadecuadas y difíciles de manejar, además que esto le puede ayudar al retomar la rutina luego de las vacaciones, sin generar dificultad para hacer lo que se le solicite en el colegio, casa o terapias.

Si su hijo asiste a terapia es importante continuar las estrategias dadas por su terapeuta y/o psicólogo, haciéndolas parte de su rutina. De esta manera, generará continuidad en el tratamiento, produciendo resultados  que a largo plazo,  favorecerá el proceso de desarrollo.

En ocasiones – incluso cuando no se está de vacaciones – de forma espontánea, el ambiente da la oportunidad de afianzar lo ya aprendido, sin requerir grandes “puestas en escena”.  Por ejemplo: repasar las letras y los números con la placa del carro o los colores del mismo al verlos pasar, ir a la piscina como estrategia a nivel de coordinación y fortalecimiento del tono muscular, la manipulación de la arena… nos ofrecen variadas texturas para el área sensorial.

Por otro lado, cuando decide irse de viaje con el pequeño, se le debe anunciar para anticiparle. Si el niño es muy ansioso puede hacerse el mismo día para no generar dificultades con respecto a cuándo se van, o llorar por no querer ir. También es válido utilizar imágenes o fotos para ayudarle a identifica el lugar. Si el viaje es largo, llévele alternativas como juegos o juguetes para distraerse.

En la medida de lo posible, viaje con las comidas que requiera, específicamente si está en un régimen de dieta especial, para darle en el trayecto y durante su estadía fuera de casa.

Otra factor muy importante para tomar en cuenta cuando estén de vacaciones es la PACIENCIA. Además, recuerde que el padre, la madre o el cuidador necesitan también un tiempo “libre”,  no deben sentirse mal si solicitan ayuda, o se toman un tiempo para hacer algo de su agrado. En ese momento el familiar que viaje con usted o la pareja pasará un tiempo de calidad con su hijo y le ofrecerá bienestar. Igual si el pequeño enfrenta una situación difícil (conductual) en la calle y no pueden regresar rápido al lugar donde se hospedan, el apoyo es fundamental, alternándose los padres o familiares adultos para atenderle en intervalos de 20 a 30 minutos, hasta que logren calmar la situación.

De igual forma, atrévanse a salir con su hijo y disfrutar de sus vacaciones sin sentir que será un problema,  sólo traten de anticipar las situaciones que conocen pueden detonar algún comportamiento en el que el niño no se pueda controlar o esté incomodo, para generar alternativas que permitan el disfrute de todos.

Fuente de contenido e imagen: Lic. Silvia Chirinos

Silvia Chirinos se graduó de Psicóloga Clínica (2005) en la UCV (Venezuela), posee conocimientos en Terapia de la Conducta Infantil, además se ha desarrollado en el campo de la docencia en instituciones de educación media en Caracas (Venezuela), posee amplia experiencia en varias Fundaciones que apoyan niños con problemas de desarrollo.