Hace algunos años, conversaba con unas amigas, acerca de cuál era la profesión más importante para la sociedad. Ellas, decían que era el médico, puesto que salvaba vidas y sanaba enfermedades ¡que no es poca cosa!, sin embargo, recuerdo que discrepando un poco, les dije: “lo más importante es el educador, el maestro…” Son los educadores, los que harán del médico, el mejor médico posible… así como son los educadores, quienes tienen la tarea de hacer del barrendero, el mejor barrendero, de lograr los mejores ingenieros, los mejores gerentes, los mejores presidentes y por supuesto, las mejores familias”

Hoy, no sólo sigo pensando de la misma manera, sino que estoy convencida, que solo a través de la educación, podremos lograr ese mundo mejor que todos soñamos…

Esa educación básica, fundamental, que transforma al animal en persona, es sin duda asunto de Estado… quizás, el más importante asunto de Estado.

Lo prioritario para cualquier sociedad, debe ser la protección integral de la infancia, como primer punto de honor.

Es mucho lo que tendría que decir de éste tema, sin embargo, trataré de centrarme en aquellos aspectos de la educación que considero de vital interés, para lograr como producto final, a un hombre sano, feliz y útil:

Autoestima: trabajar en aquellos aspectos que generalmente son causantes de problemas para la autoestima, tales como características externas o fenotipo, color, estatura, contextura, defectos personales, etc. Entender que lo hermoso está en la variedad y en la posibilidad de ser diferente… que el niño es negro… qué es blanco… es alto, es bajo (¿?)… lograr que se sienta orgulloso de ser negro o de ser blanco… o de tener los pies grandes o pequeños…

Aunque parecen poca cosa, generalmente son el inicio de graves problemas posteriores. Inculcar el respeto hacía todos los demás, incluyendo a los animales y a las plantas, como algo sagrado, sin duda, les ayudará a encontrar el respeto para sí mismos y por tanto, el camino para la construcción de una sana autoestima.

Se debe castigar el acoso y el abuso de un niño a otro, cuando sea detectado, cambiando las cosas, debe ser motivo de vergüenza para el abusador…

Higiene y Salud: Es fundamental que el niño comprenda la forma de transmisión de las enfermedades, la importancia de lavarse correctamente las manos y los dientes con regularidad. El tener una apariencia agradable ante los demás (se puede ser muy gordo o muy flaco, o muy rico o muy pobre, o muy feo o muy guapo, pero si se presenta aseado, perfumado y limpio ante los demás, será sin duda, mejor recibido en el grupo). Actualmente sabemos que la mejor medicina es la preventiva, y la misma, debe comenzar desde la infancia.

Comportamiento: Rescatar la figura de autoridad de padres, maestros y profesores ante el niño y la sociedad, es fundamental.

Tal vez, deberíamos actualizar el “Manual del profesor Carreño” y adaptarlo a estos tiempos de celulares, redes sociales e Internet. Pero es fundamental que los niños aprendan a conducirse correctamente ante las diferentes situaciones, conociendo “las reglas de juego de la sociedad” para aplicarlas y poder jugar con las mismas herramientas. El aspecto del comportamiento es muy amplio, incluye vocabulario, gestos, actitud y desarrollar el don del “saber estar”.

Valores: Enseñar lo gratificante de hacer un trabajo bien hecho, con dedicación, con respeto y responsabilidad, sin importar cuál es el trabajo que desempeñamos, siendo honestos, primero con nosotros mismos y luego con los demás. Ser personas íntegras y decentes en cualquier circunstancia de la vida.

Dignidad: El tener una conciencia humana y entender cómo nos diferenciamos de los animales, gracias a la educación recibida, nos hará dignos de ser personas y personas con dignidad, incapaces de aceptar lo que no es correcto, lo que no está incluido dentro de “las reglas de juego de la sociedad”.

El camino de la educación es largo y fascinante, a veces, tedioso o ingrato, pero es el único camino, por donde todos deben transitar en las mismas condiciones, que el Estado debe velar y garantizar, a fin de tener ciudadanos de buenos sentimientos, ciudadanos preparados para el trabajo y para lo más sagrado e importante, formar una familia y cuidar de ella con alegría y devoción.

Fuente de información: María Candelaria Quintana de Oppici

 

Mejor conocida como Marilá Quintana, ella es una querida abuela venezolana, Profesora de Biología ya jubilada y con una nueva faceta especial: escritora de cuentos infantiles. Ya se han publicado los “Cuentos de Marilá” y uno de sus títulos más conocidos  es “La Escuela de la Selva”, todos de Ediciones Cobo.

Te invito a seguir su cuenta de twitter @marilacuenta para que puedas seguir su obra, pero sobre todo los consejos y vivencias que comparte, que siempre nos enriquecen como padres y personas que disfrutamos la compañía de nuestros chiquiticos.