Internet y las redes sociales sirven entre otras cosas, para hacer contacto con personas con las que puedes identificarte y entablar relaciones de amistad a distancia…

Hace poco tiempo por twitter conocí a una querida mamá, luego conversamos un buen rato por teléfono, nos contamos las historias de nuestros hijos, nos reímos, hasta lloramos y ella me ha permitido compartir un pedacito de sus vivencias, aquí se las presento:

«Yo solía pensar que estaba en Italia

Hay un poema de la escritora Emily Perl Kingsley que les invito a leer para que comprendan más las líneas que siguen a continuación, se llama “Bienvenido a Holanda”, en Estados Unidos es bastante conocido dentro de la comunidad de padres de niños especiales. La mayoría de nosotros nos encontramos con este poema, por lo general de manos del médico que nos entrega el diagnóstico o a veces por otros padres.

En mi experiencia, el planificar estas “vacaciones” fue totalmente distinto. Yo SI me fui a Italia y viví ahí por 4 años, un día de repente y al apuro me tuve que mudar a Holanda, lo único que me pude llevar fueron los papeles que el doctor me entregó. No maletas, ni un librito de guía para mi nuevo destino.

Cuando llegué a Holanda, no entendía nada de ese idioma nuevo. Corrí con suerte y encontré mucha gente buena que me ayudaba a asimilar mi “nuevo país”. Siempre a la defensiva, veía a mi alrededor desconfiada, pensando que los doctores se habían equivocado. Pensando que todo acabaría pronto.

Me tomó mucho tiempo acostumbrarme a Holanda. Tenía un ancla, que me ataba a la “normalidad” del crecimiento de mis hijos mayores. Aunque a veces dudaba del diagnóstico de Monkey3, nunca dude que la terapia conseguiría demostrar que todo estaba bien. Por casi dos años, me acostumbré a la belleza y normalidad de Italia mientras iba y venía de Holanda. Entre las terapias, los doctores y todo lo que pasaba, había hecho las paces con ese vaivén. Era como ir a Italia con puntos de viajero frecuente, iba a Venecia y disfrutaba de la tranquilidad de sus aguas… ¡de repente, el agua empezó a apestar! Mis hijos “normales” se veían fuera de lugar. Ciertos comportamientos empezaban a ser fastidiosos para otros niños y padres “normales”.

Mis hijos mayores, empezaron a visitar Holanda con mayor frecuencia. Después de una evaluación, Monkeygirl empezó con terapias también. Unos meses después le siguió Monkey1.

Siempre pensé que sería como una gripa fastidiosa, que después de unos días se iría.

Han pasado casi dos años más. Ya no es solo el espectro autista y la parálisis cerebral de Monkey3. Monkeygirl tiene trastorno de déficit de atención e hiperactividad y Monkey1 tiene problemas de atención y dislexia. Los tres tienen (en diferentes niveles) trastorno sensorial.

Con el tiempo hemos aprendido a encontrar los lugares donde Monkey1 puede encontrar paz en el silencio, otros en los que Monkeygirl se siente feliz en su mundo de cabeza y espacios para que Monkey3 sea simplemente él.

En el camino entre Italia y Holanda, hemos perdido amigos y hasta algunos “familiares”, pero así mismo, hemos hecho amigos nuevos y encontrado amor infinito con la familia que siempre está.

Nuestro matrimonio ha sobrevivido varias mudanzas, y debo confesar que tanto Chico como yo aún pensamos que Italia es lugar hermoso. De lo que no nos queda duda es que ver los tulipanes florecer en Holanda es algo mágico. Hemos aprendido a disfrutar cada “primer…” luego de cada maravillosa repetición.

Holanda es un país hermoso, más cuando lo abrazas con el corazón porque sabes que es tu casa y no hay ningún lugar más cálido y maravilloso que el hogar.

Fuente de información e imagen: Katherine Buitron

Katherine es una mamá y esposa latina muy especial, con un gran espíritu por ayudar a todos a su alrededor, siempre cuidando y apoyando a sus tres hermosos hijos: dos niños y una niña. Les invito a visitar su blog www.mamikatabum.com y por Twitter es conocida como @MamiKatabum, pueden seguirla y conocer más sobre sus experiencias y todo lo que quiere contarnos sobre la maternidad.