Andreina nos cuenta:
Hablar de mi maternidad es necesariamente hablar de nuestra infertilidad, siiii aunque sea un tema tabú, o del que haya que avergonzarse , nosotros decidimos asumirlo con conciencia, hablar del tema con normalidad, ya que en nuestro caso se convirtió en motivó de lucha, compenetración entre mi esposo y yo, madurez, renovación de fe y apoyo familiar en búsqueda de ese milagro único de vida que es: ser madre.
Las dificultades de embarazarse son más comunes de los que muchos creen, y estoy segura que más de una de ustedes se siente identificada con lo que estoy diciendo; postergamos la maternidad por logro personal, laboral, académico, de matrimonio, casa y el reloj sigue sonando tic tac! Luego la realidad nos toca de frente y cuando nunca lo imaginamos tenemos un diagnóstico que ni entendemos, ni sabemos pronunciar y peor aún nos avergonzamos de contar.
En nuestro caso, quien padecía la condición de adherencias en trompas era yo, sin embargo la infertilidad es una enfermedad que se asume como pareja, por que basta que uno de los 2 la tenga para que no se de el embarazo .
Mi esposo y yo iniciamos sin saber una travesía y una batalla a la cual creíamos no estar preparados, pero más tarde entendí que estábamos dispuestos a todo. El apoyo de él fue incondicional, me hizo replantearme muchas cosas en la vida, entre ellas la fe, la perseverancia, la unión, el amor genuino en esencia, la sinceridad con uno mismo, con el mundo y a levantar la frente diciendo la verdad para sanar.
Muchas veces me entristecí, me llene de rabia, cuestione todo de la vida, evite reuniones familiares para evadir esas preguntas que tanto me hacían daño hasta el punto de volver a casa llorando.
Fueron 6 años de lucha, aunque 3 de ellos esperando con ilusión pero sin sospechar que algo podía estar pasando, luego que mi ginecóloga me pidió el famoso estudio de la histerosalpicografia , puff! La realidad llego a nuestras vidas. El paseo por médicos especialistas en fertilidad lo obviaré pero todos coincidían en que el tratamiento ideal era la Fertilización In Vitro (FIV). Elegí un médico que además de ser especialista en el área, cumplía con requisitos indispensable para mi: sensibilidad humana, buen trato, orientación, empatía y así fue.
Fuimos a un primer in vitro, con una seguridad «sobrada» de que obtendríamos un positivo (+) y eso no fue así, creo que fue la única vez en mi vida que me dio una crisis, la emoción ganó mi razón, lloré como nunca, grite como nunca, abracé a mi esposo como nunca, lloré a alguien que no conocía siquiera y fue allí cuando sin serlo me sentí madre de ese hijo que todas dibujamos en nuestras mentes, sólo que ahora se convertía en un sueño que debíamos alcanzar.
El esfuerzo económico en estos casos es crítico y de organización, mi esposo me hizo ver que haciendo sacrificios podríamos ir a un segundo in vitro en unos cuantos meses, pero antes de ello buscamos ayuda psicológica grupal y gracias a ello avancé muchísimo, concientizamos muchas cosas que sólo en mi mente eran racionales pero que me faltaba digerir en otras dimensiones.
El día del segundo in vitro llegó, la preparación de nosotros fue más relajada, la espera a la prueba de embarazo también, nuestra renovación espiritual había crecido y con mucha FE recibimos nuestro anhelado positivo (+). La alegría es indescriptible, la emoción, el llanto, la esperanza está al 1000% y nuestra disposición a ser padres era absoluta.
Hoy soy madre de unos gemelos hermosos, son David y Sofía, el milagro de nuestras vidas, de nuestras familias, una locura constante de atención en torno a ellos, fue un embarazo hermoso, de 38 semanas, con pesos de 3.800 y 3,105 respectivamente, sanos completamente y además son tal cual como los imaginábamos.
Hoy mi vida gira en torno ser madre, esposa, mujer trabajadora y además concientizadora de que la infertilidad tiene cura, que SI SE PUEDE, que mejorando nosotros mejora nuestra vida, que el tiempo de Dios es perfecto y que las batallas se ganan luchando.
Aprendí también que ser mujer infertil es ser madre primero con el corazón y con el alma antes que con el cuerpo. Ser madre es lo mejor y más indescriptible que he vivido, es lo máximo en todos los sentidos, es difícil, no voy a ocultarlo pero por alguna razón estamos capacitadas para amar en medio de tanto estrés, llantos, malas noches y cólicos, basta ver la mirada noble de David o la picardía de Sofía para que todo haya válido la pena.
Fuente de contenido e imagen: Andreina Bernal
Les invito a seguir a esta mamá nacida y residenciada en el Estado Zulia, a través de las redes sociales: en twitter @infertiluegomam y por instagram @infertilluegomama también pueden leerle en infertilluegomama.blogspot.com
No se han encontrado comentarios