“Soy primeriza, no sé nada de esto”
“Quiero prepararme para que no me duela el parto.”
“Quiero aprender a relajarme y hacer las respiraciones.”
“No tengo idea de cómo ayudar a mi esposa en el momento del parto.”
“No sé nada de bebés, ni de amamantar.”
“Quiero prepararme para que no sea cesárea.”

La gestación desde el punto de vista biológico, una vez ocurre la concepción, se desarrolla involuntariamente. Podemos considerarlo como un éxito de la naturaleza en tanto garantiza la preservación de nuestra especie. Pero al tratarse de una experiencia humana supone un movimiento importante en el ámbito psico-emocional, espiritual, social y cultural.

En la mayoría de los casos la concepción ocurre sin planificación, muchas veces sin profundizar en la circunstancia en que ocurre. En principio esta noticia puede representar para la mujer y para el hombre algo maravilloso, pero en ocasiones puede ser algo conflictivo o incluso trágico en algunos casos. De cualquier manera una vez asumido el compromiso de la maternidad y la paternidad este proceso biológico va a estar acompañado de los ajustes personales que supondrá para cada quien esta nueva etapa de sus vidas. La calidad y valoración de la experiencia dependerá de todos estos factores.

Las expresiones que encabezan el texto recogen la generalidad de lo que mueve a muchas mujeres o parejas a incorporarse a un programa prenatal. Todas estas inquietudes o necesidades están insertas en un contexto socio-cultural que le asigna una valoración a la experiencia de gestación, parto, nacimiento y crianza que es importante considerar.

La dinámica del modelo de vida de nuestras sociedades ha favorecido la idea negativa e incluso patológica del proceso de embarazo, parto y nacimiento, generando una profunda inseguridad en nuestra capacidad natural de acompañar este proceso sin mayor complicación.

Por dar ejemplos, podemos afirmar que muchas molestias asociadas al período gestacional o “embarazo”, son potenciadas justo por estilos de vida que estimulan el sedentarismo, la mala alimentación o el estrés, siendo que las nuevas exigencias físicas requieren de ciertas condiciones básicas de salud para que todo ocurra sin mayores contratiempos.

Cabe mencionar otro aspecto, que podemos conceptualizar como la medicalización de la salud. Los modelos tecnocráticos que guían la medicina convencional los reproducimos delegando nuestra salud al especialista, a los medicamentos, a la tecnología médica, desestimando nuestra responsabilidad en la gestión de la misma. Un indicador claro que se deriva de estos modelos es el elevado porcentaje de cesáreas, que en nuestro país representa un 80% que el promedio, lo cual convierte un proceso natural y familiar en un acto quirúrgico, en la mayoría de los casos innecesario.

Otro ejemplo lo vemos cuando un acto tan instintivo y natural como lo es amamantar, hoy día es un evento tan complejo que se convierte en una especie de batalla en las que muchas madres terminan rendidas.

Ante esta realidad pudiéramos decir que hoy día un Programa Prenatal tiene gran relevancia en tanto puede convertirse un espacio que aporte a la nueva familia información y experiencias que les permitan vivir con mayor confianza su proceso.

Un programa prenatal

Hoy más que nunca podemos encontrar información por internet sobre muchas de las inquietudes y dudas que se presentan sobre el embarazo y el parto, pero una de las ventajas de participar en un programa prenatal es la posibilidad de compartir esta experiencia con otras parejas o mujeres gestantes, algo especialmente valioso en aquellas que son primerizas.

El hecho de solicitar e incorporarse a un programa prenatal se debe valorar como un paso positivo, en tanto se decide atender este proceso dedicándole tiempo formal en sus vidas, si bien el acceso a información que suministra un programa es importante, en la medida en que permite aclarar dudas que pueden generar inseguridad o miedo, desde nuestra experiencia podemos afirmar que lo más importante es redescubrir el instinto, recuperar nuestra salud física desde la consciencia corporal, reubicar la racionalidad en un lugar menos protagónico, abrir espacio a la confianza en el proceso natural que significa concebir, parir, nacer, amamantar. En definitiva, lo que se aspira en un programa prenatal es que la mujer y hombre, la familia gestante asuma el protagonismo de su experiencia.

Aspectos importantes a atender durante la Gestación

El cuerpo de la mujer emprende cambios necesarios para garantizar y proteger el desarrollo del nuevo ser y preparar su nacimiento. Por lo tanto una rutina de ejercicios físicos permite una vivencia saludable durante la gestación y favorece el momento del parto. Este bienestar impacta al mismo tiempo en el ámbito psicoemocional de la mujer y su pareja.

La aceptación del esta nueva fase de sus vidas es otro aspecto fundamental. Asumir la gestación de un nuevo ser supone un cambio de vida definitivo, tomar conciencia al respecto favorece una adecuada disposición a vivirlo de forma más equilibrada y proactiva. Es indispensable asumir que el ritmo de vida cambia. Se gesta un nuevo ser, por lo tanto el ritmo de vida demanda un ajuste para que esto ocurra de la forma más armónica posible.

El bebé o la bebé, durante su estadía intrauterina, no sólo se gesta físicamente. Su entorno es una referencia para su desarrollo psicoemocional, es la base de su salud originaria que marcará todos los aspectos de su vida futura. Ser conscientes de esto nos hará mejores madres o padres, activando un vínculo temprano a través de la aceptación y comunicación consciente con el bebé durante este período.

El empoderamiento, entendido como una forma de ejercer el protagonismo del grupo familiar, supone ser activos y activas en las consultas médicas, evitando delegar en los o las especialistas las decisiones clave sobre cómo se debe desarrollar esta experiencia única. Esto supone conocer los derechos que tenemos en materia de salud reproductiva y familiar. En consecuencia, también supone conocer y exigir respeto por los derechos del recién nacido o recién nacida que garantizan su salud de forma integral. Finalmente, también supone atreverse a ser gestores del cambio requerido para alcanzar la experiencia de gestación, parto y nacimiento que se desea.

Asumir la maternidad y paternidad es algo más que un rol social y cultural, es una hermosa oportunidad de crecer como seres humanos y bien vale este esfuerzo para sembrar desde allí un mundo mejor para nuestros hijos e hijas.

Fuente: Lic. Taumanova Alvarez. Miembro Fundadora y Visepresidenta de Buen Nacer Rif. J-40000238-9

Taumanova Alvarez es una mamá muy especial, es Antropóloga egresada de la U.C.V. (1989), con Postgrado en Antropología Social de la Universidad Complutense de España (1993). Además es Miembro Fundadora y Vicepresidenta de Buennacer.  Facilitadora del Nacimiento con gran experiencia en las áreas de Educación Prenatal y Apoyo Intraparto,  conforma el Equipo Docente y Coordinador de la Formación de Facilitadores del Nacimiento de Buennacer. Es Cofundadora y Coordinadora en Venezuela de la Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento (RELACAHUPAN).

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