Los padres, tíos, vecinos, educadores o algún adulto responsable deben utilizar los dispositivos tecnológicos de forma conjunta con los menores de cinco o seis años.
Si se le da el acompañamiento necesario por parte de un adulto, si se escoge bien lo que ese niño va a ver, oír o interactuar con el dispositivo y se limita el tiempo de uso, puede ser una herramienta importante de aprendizaje y desarrollo a partir de los 18 meses.
Así lo destacó Lisa Guernsey, directora de tecnologías de aprendizaje de la fundación New America. Durante más de dos años, ella y su compañero Michael Levine, entrevistaron a más de una veintena de neurólogos, educadores, psicopedagogos, psiquiatras, psicólogos y desarrolladores de tecnologías, quienes han publicado estudios científicos acerca del impacto del uso de las nuevas tecnologías durante la primera infancia. Ellos publicaron sus conclusiones en el libro Tap, click, read («Toque, haga click, lea»).
Durante un curso para periodistas en la Universidad de Columbia, en Nueva York, Guernsey habló de cómo potenciar el uso de estas herramientas para que ayuden al desarrollo cerebral y no causen daño.
«Con los dispositivos móviles como laptops, teléfonos inteligentes y tabletas, pasa lo que primero pasó con la imprenta, luego con la radio y más adelante con la televisión y las computadoras de escritorio: como no lo conocemos y no medimos su alcance, les tenemos miedo a cómo pueda afectarnos», manifestó la especialista.
«En noviembre pasado, la Asociación Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) levantó la recomendación de cero uso de esta tecnología los primeros dos años de vida y aconsejó no usarlas los primeros 18 meses de vida, pero a partir de ese entonces, puede introducirse poco a poco la tecnología», añadió.
Eso sí, la AAP es enfática en que esto aplica para niños que tienen un desarrollo normal a los 18 meses. Si el pediatra advierte sobre algún rezago en el menor, de cualquier tipo, o este nació con algún tipo de discapacidad, es mejor discutirlo con el médico.
Esto es especialmente importante en un mundo en el que los adultos utilizan los aparatos tecnológicos en la vida diaria y muchos padres incluyen dentro de los primeros juguetes de sus hijos tabletas o computadoras.
Los menores pueden ser participantes activos a la hora de utilizar la tecnología, escoger sus cuentos, juegos interactivos y participar. Pero un adulto debe participar con ellos en todo momento…
Autor: Irene Rodríguez.
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