La decisión de disfrazar a nuestros hijos depende de muchos factores, está el tema económico y cuánto pensamos vamos a invertir en un disfraz, pensando inclusive que pueden utilizarse para otras festividades o hasta pueden pasar de hermano mayor a hermano menor; también consideramos cuán cómodos pueden ser para los niños, porque si bien hay disfraces preciosos, pueden darles calor o ser pesados… por otra parte, queremos que ellos se sientan bien y puedan adaptarse fácilmente al disfraz que han seleccionado, sobre todo cuando ya tienen una edad donde comprenden más el significado del personaje que van a representar.

Cuando son bebés, generalmente los disfrazamos de animales o personajes que son bien conocidos, ya cuando van creciendo, algunos niños desean ser sus super héroes predilectos o quieren interpretar personalidades relevantes, por ejemplo, en el deporte o las artes.

Sea cual sea la decisión, el disfrazarlos o no, porque hay niños que no les gusta disfrazarse, el tiempo que invertimos en esto en muy entretenido, nos damos cuenta que en estos momentos afloran las personalidades de nuestros pequeños, sus inquietudes, sus gustos, su forma de ver el mundo, esto nos permite conocerlos un poco más y eso seguramente nos ayudará a comprenderlos en otros ámbitos más cotidianos.

Lo mejor son las fotos que logramos guardar de estos momentos, cuando sean grandes es probable que se sorprendan de sus elecciones o las de sus padres a la hora de disfrazarlos, pero siempre serán bonitos recuerdos y generarán conversaciones alegres y divertidas.

Caracas, Venezuela.

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