El niño se está abriendo al mundo, y todo lo que suena es de gran atractivo para quienes están en pleno desarrollo de su sentido auditivo, que se instala totalmente a los 9 meses de edad. El sonido siempre nos rodea, pero hay muchos sonidos que molestan y dañan la tranquilidad.
Los sonidos que se utilizan en la clase conllevan actividades motrices y manipulación de selectos objetos e instrumentos que, en intercambio con los adultos, abren caminos al lenguaje, al fortalecimiento de huesos y músculos, a las habilidades motoras, y todo esto unido, al desarrollo de los procesos mentales, emocionales y sociales.
En las clases de música para niños en un ambiente de amor y sana diversión, los más pequeñitos reciben estímulos y responden a ellos en un proceso que al principio es de observación y poco a poco de participación curiosa, activa y placentera.
Para el adulto que acompaña al niño, son momentos de solaz y encantamiento con el proceso de crecimiento de su bebé, donde se fomenta una sana relación de amor y de ternura.
Fuente de contenido: Annely Keller. Pedagoga Musical
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